Por estos días en que han estado en el ojo del huracán los pastores y hermanos de una iglesia a la que no quiero nombrar, para que no me digan que estoy poseído por el demonio, tengo que confesar que yo también me he dejado llevar por la turba enardecida de tuiteros que no han tenido compasión al criticarlos por las palabras de su líder “María Lucha Piraviqueva” (el nombre ha sido ligeramente modificado para no irme derechito al infierno). Pero mi intención hoy no es hundir más el dedo en la herida de los hermanos cristianos, por el contrario tengo que hacer un mea culpa pues en un exhaustivo auto análisis, descubrí que yo me porto de igual manera. También pertenezco a una iglesia que no es católica pero está llena de cardenales y actúo con el mismo o más fanatismo que ellos. Nuestro líder de la iglesia es intocable, los que lo adoramos asistimos al culto todos los domingos en el templo ubicado en la carrera 30 con calle 57. Nosotros también diezmamos abonándonos cada seis